El programa CIUDAD ALTERNA, se basa en seis principios básicos , que nos permiten adentrarnos en la calle, en la urbe, con la confianza suficiente para poder asumir los riesgos que la actividad misma nos impone. Estos principios son:
. La ciudad como escenario:
Este principio posibilita la utilización de diferentes espacios que ofrece la ciudad: sus instituciones, sus calles, sus espacios públicos, sus barrios.
“Caminando por la ciudad, los demás se ven, se respiran, se distinguen. La ciudad es diversidad, de actividades y de personas. Los que viven y los que van y pasan por ella" (Borja, 2000).
La ciudad es un escenario que posibilita el acercarnos a otras realidades, un medio que lleva a la confrontación directa con nuestros imaginarios y con lo real que nos ofrecen los otros. Pero también es el objetivo en sí misma, ya que es ella la que inspira, la que se re-crea, la que se des-cifra con cada trayecto.
• Los otros-habitantes de la ciudad vistos como especialistas / protagonistas:
El ejercicio está lleno de encuentros con los otros que habitan la ciudad. Encuentros que son el punto de partida para la resignificación de prácticas e imaginarios.
Los otros que están en la ciudad, son los especialistas en el conocimiento de la misma, son los que nos dan una perspectiva diferente del transitar por ella, sus calles, sus texturas, sus sonidos, sus olores, sus imágenes. Ellos son quienes nos muestran una nueva cara de nuestra ciudad y al permitir que tomemos su lugar en un acto del "como sí", posibilitan que enriquezcamos nuestras propias imágenes sensoriales y emocionales de ella, así mismo nos devuelven imágenes de nuestro yo, como en una proyección especular.
• Todos somos responsables de la inclusión social:
En CIUDAD ALTERNA, se posibilitan diversos encuentros que abren espacios a pensar en la responsabilidad que tenemos todos en la inclusión del otro dentro del ámbito social.
Inclusión vista en términos de poder vivir juntos en un espacio en el cual nos podamos integrar desde las diferencias. Es decir, no se privilegia la homogenización, por el contrario se resaltan las diferencias como una manera de lograr construcciones interpersonales nuevas y ricas, que lleven a ver una ciudad compleja en la cual se pueda vivir junto al otro.
• La reflexión mediatizando la acción:
La acción pura en sí misma no podría mirarse en este contexto como un objetivo. El poder construir narrativas y reflexiones sobre lo vivenciado, nos abre el camino para poder fortalecer nuestra experiencia de vida.
Los encuentros con los otros y las actividades del "como sí", confrontan a los participantes con sus propias posibilidades y limitaciones. Las tareas desarrolladas o experiencias vividas, no se deben quedar en la acción pura, sino que deben llegar a la reflexión. Las vivencias se deben trasformar en experiencias con significado y de ahí apuntar al poder des-cifrar la ciudad, sus posibilidades, sus barreras, al tiempo que nos hacemos conscientes de nuestros imaginarios, nuestras limitantes y nuestros sentidos al entrar en ella.
• Transferencia a lo cotidiano:
El hecho de sumergirnos concientemente en la ciudad, permite un lazo con nuestra cotidianidad y con otras cotidianidades esenciales para fortalecer tejido social.
Esto representa un punto esencial en el programa, ya que se trata de la transferencia de la experiencia de CIUDAD ALTERNA a la vida cotidiana de los participantes. Quienes en compañía de los facilitadores buscan las posibilidades de aplicar lo aprendido en las experiencias vividas, fuera del contexto del programa.
• Ecología urbana:
La ciudad es nuestro hábitat, es nuestra naturaleza, sin embargo nos anestesiamos ante sus realidades.
La protección del medio ambiente, es parte fundamental de todos los programas basados en los principios de la Educación Experiencial. La ciudad, escenario de esta experiencia, es una construcción humana, es nuestra naturaleza. La idea es que el participante se apropie de su entorno, de la calle que siempre recorre, que pueda ver alternativas esenciales para estar en el espacio, al tiempo que pueda protegerlo.
Marian Ríos